Desde niña me sentí atraída hacia la magia de los elementos alquímicos tierra, agua, aire y fuego. En ese entonces, soñaba que me comunicaba con ellos y que me escuchaban.

Ahora, miro hacia atrás y entiendo que todo ello, de alguna manera, me anunciaba que en el transcurso de mi vida me relacionaría con la energía universal de una forma concreta y profunda, como lo son la Ancestrología y la Gemoterapia.

Hasta hace algún tiempo se creía que de la familia sólo se transmitía o heredaba lo genético. Hoy, a través de la llamada epigenética o más allá de la genética, también se sabe que de los ancestros se transmiten creencias, traumas, dolores, etc.

Te has preguntado, por ejemplo, ¿por qué siempre eliges al mismo tipo de pareja? o ¿por qué tienes tal o cual enfermedad al igual que alguien de tu clan familiar?. Pues bien, a eso se le llama lealtad invisible a tu árbol, lo que se asimila a la firma de un contrato que también opera, inconscientemente, sin distinguir presente, pasado ni futuro.

Las gemas son energía y vibración pura que con su milenaria sabiduría (han estado en la tierra desde que se creó) pueden acompañarte en tus procesos evolutivos y de sanación alineándose contigo cada vez que entran en contacto con tus cuerpos (físico, mental, emocional y espiritual).

A través de la Gemoterapia, herramienta terapéutica que puede ser utilizada tanto en adultos, como en niños, consigues observar el nivel vibracional en el que te encuentras, para tomar consciencia del mismo y poder cambiar patrones de conducta arraigados dentro de ti que te imposibilitan conectar y ser coherente con tu ser esencial.